Brunetina y las vacas

Pues, así a lo tonto, a Brunetina se le echan encima las vacaciones de navidad. Parece que fue ayer cuando cogió el teclado para escribir su primer post y ahora… ¡se acaba el año!

Se suceden las comidas, los encuentros con amigos de la toda la vida, la visita de familia que vive lejos, las llamadas de gente a la que se ve poco durante el año. Es el momento en el que todos quieren un trocito de una, y una quiere poder estar con todos.

Es tiempo de reencuentros, de celebrar, de dar cariño y de recibirlo. La agenda se llena de comilonas, de encuentros en los que sales con alguna copa de más y una indigestión totalmente planeada.

Se acerca el día de ponerse a preparar las uvas, de tararear la canción de Mecano mientras oyes la tele de fondo y piensas en que lo más probable es que se te atragante alguna uva, como todos los años, y acabes sin poder seguir las campanadas como Dios manda.

Y se avecina peligrosamente la noche de Reyes, la ilusión de la cabalgata y la emoción de regalar y de abrir tus propios regalos.

Por eso y por todo más, Brunetina necesita unas vacaciones. Unos días para poder reponerse, ver a todos los queridos y añorados y llenar el buche.

Os desea que tengáis las mejores navidades posibles, que os quieran y os hagan reír a carcajadas. Que os den abrazos de esos que cortan la respiración y regalos de los que te hacen brillar los ojos. Que las navidades sean la antesala del mejor de los años. Que el año nuevo traiga salud, dinero y amor – que son las tres cosas que hay en la vida. Y que en 2017 nos veamos de nuevo, vía blog, para seguir contando tonterías de las nuestras. Gracias por todo.

Nos vemos la semana del 9 de enero.

¡FELIZ NAVIDAD!

¡FELIZ 2017!