Las mejores cosas en la vida son gratis… O casi.
Una ducha hirviendo tras un entrenamiento o un largo día en la oficina (o ambas cosas). Abres el grifo y dejas que caiga el agua caliente, sientes que te baja por la espalda, se te destensan los hombros, se relaja el cuello, todos los músculos se te destensan y respiras mejor que nunca.
Recibir un mensaje de esa persona que siempre te hace sonreír en el día que más lo necesitas, sobre todo cuando esa persona ni sabe que estás teniendo un mal día y parece que haya acertado porque un ángel de la guarda le ha hecho saber que necesitabas apoyo.
La sensación de llegar a casa y poder quitarte los tacones de doce centímetros, que amas, pero que las últimas dos horas te estaban pareciendo una tortura mucho peor que andar sobre cristales rotos.
El primer bocado de tu plato preferido, algo en lo que llevas pensando todo el día y que al fin puedes comer con total tranquilidad. Lo pinchas, te lo llevas a la boca, cierras los ojos…
Los primeros acordes de tu canción preferida, la sensación que recorre de placer todo tu cuerpo cuando vas canturreando cada frase. El sentir cómo todo tu cuerpo está pendiente de cada nota.
Despertarte sin que suene la alarma, con el sol entrando por la ventana y la temperatura justa en la que debes dormir con edredón pero sin helarte.
Cuando en mitad de la noche te despiertas pensando que no has oído la alarma, pero ves la hora y te das cuenta de que aún te quedan dos horas por dormir. Y te giras, cierras los ojos y caes en brazos de Morfeo con una sonrisa.
La nieve en el día más inesperado, que te saca de tu mal humor y te hace sentirte cual niña de colegio. Sólo puedes mirar con emoción y hacer fotos para poder recordarlo.
El abrazo que no esperas, el piropo cuando sientes que nada te queda bien, las palabras amables cuando te hacen falta.
Que la manicura te quede perfecta y no puedas dejar de mirarla.
La lluvia cuando te apetece mirarla desde la ventana.
El dos por uno en la máquina de snacks.
Levantarte con buena cara.
El olor a tu perfume preferido.
El perrito que te saluda por la calle.
Ese bebé que te sonríe en el metro.
La señora a la que ayudas a cruzar la calle y te da las gracias como si fueras lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo.
Los pitillos que te quedan como un guante.
Ver tu bolso preferido.
Estrenar ropa.
Usar por primera vez un cepillo de dientes.
Un enjuague bucal refrescante.
Un vaso de leche con galletas de chocolate.
El inicio del fin de semana.
Un brindis con los amigos.
Que te inviten a un plan improvisado.
Pensar en un viaje con amigos.
El bostezo de un hámster enano.
Tu programa de radio preferido.
Su voz. Al oído.
Ver a esa persona entre el bullicio.
El arcoíris.
El bus que llega justo cuando estás en la parada.
Estar recién depilada.
La piel sedosa.
El peinado perfecto.
La mariposa que se cruza en tu camino en plena ciudad.
El sonido de las gaviotas.
El cielo azul.
Las nubes con formas de animales.
Las pelis de animación.
La escena de tu peli preferida.
Sentarte tras un día eterno.
Un gesto de cariño de alguien inesperado.
Tu peluche de infancia.
Tu revista preferida recién comprada.
El olor a libro nuevo.
Un edificio bonito.
Un paseo por tu ciudad preferida.
El sonido de las olas del mar.
Ver la mariquita que te anuncia que llega la primavera.
Que tengas el cambio justo para la máquina.
Que te inviten a una caña.
Salir del curro.
Que te admiren.
El suelo limpio.
Andar descalza.
Tu programa preferido en la tele.
Ver tu serie en calma.
Un chiste malo contado por alguien muy bueno.
Huevos fritos con jamón y patatas.
Las sábanas recién puestas.
Que te cuiden cuando estás mala.
Cumplir con tu entrenamiento.
El trabajo bien hecho.
Un buen libro.
Unos pies suaves.
La expectación de antes de quedar con alguien.
Tontear, ligar.
Reencontrarte con alguien que hace mucho que no ves.
Tener un ataque de risa tan grande que no puedas dejar de llorar.
Los memes.
Los emails chorra.
Que los planes salgan bien.
La puntualidad.
Que te echen de menos… y te lo digan.
Que te quieran, y querer de vuelta.
Que te expliquen algo que nunca has entendido y, al fin, comprenderlo. Ver la luz.
Hacer castillos de churros en la orilla de la playa.
Los gatos callejeros.
Tener energía.
Darle algo a alguien y que le encante.
Un tinte recién puesto.
Una minifalda.
Que te toque la ventanilla en el tren.
Poder sentarte en el bus.
Que te den los buenos días – con ganas, mejor aún.
Estar viva.
¡Eso es! Optimismo del bueno, del sencillo, del cotidiano. ¡A por el día!
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🙂
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